viernes, 10 de abril de 2009

Falta de Atencion

Debido a este extraÑo sindrome he sufrido incontable cantidad de aventuras que a su vez muchas han terminado en desgracia....

Podria citar por ejemplo esa vez en el Amazonas... recuerdolo bien, como si fuera ayer bajamos del avion en un extraño pueblo brasileño y hacia mucho calor, una sensacion de desesperacion se apoderaba de mi cuerpo, y es que en realidad nunca habia estado yo en una selva, ya habia cazado otros grandes y temibles animales pero en esta ocasion buscabamos algo que el hombre solo conocia por cuentos e historias pasadas, algo tan peligroso y mortal... que solo se podria ocultar en un lugar como el Amazonas.. si pues amigo lector buscabamos ni mas ni menos que a la gran Cobra Real.

Siendo yo un niño escuche por primera vez su historia. Sir Max Williams Von Kauter, gran amigo de mi padre y miebro honorario del Club de Caza Mundial se jactaba de haber recorrido los nueve territorios del planeta, y segun sus historias en su gran salon de trofeos tenia por lo menos una cabeza de cada animal peligroso de cada una de estas tierras; cierta ocasion dijo -si bien no lo mate por lo menos lleva una herida con mi nombre- refiriendose al gran oso rex, famoso depredador de las tierras del norte, y asi continuaban sus historias una tras otra y ciertamente mas aburridas cada vez; pero cuando llegaba la hora de hablar del Amazonas... su mirada era otra, como la de un hombre que desea estar en casa, su voz temblaba como la de un condenado a la horca confesando sus pecados por ultima vez -ese Sr embajador es el lugar mas caluroso del planeta, ese es el hogar del demonio- mientras trataba de hablar con mi padre.

Y justo cuando Sir Max estaba por describir a ese demonio, mi madre llamaba a comer - no tengo hambre - era lo unico que se me ocurria decir - anda ve que no son historias para chicos de tu edad - me empujaba mi padre para sacarme del estudio mientras yo replicaba queno era chico que tenia edad para saber de eso.

Justo quince años despues caminabamos por las laderas del rio cuando la vimos, y fue en ese momento que me di cuenta que nunca deje de tener quince años.

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